Jueves 17 de agosto
"Antes se les consideraba salvajes, bárbaros, incivilizados. Hoy se les declara subversivos o terroristas."
Tito Tricot, sociólogo chileno y director del Centro de Estudios de América Latina y el Caribe comparte su mirada sobre la situación de
la lucha mapuche a la luz de la complejidad de las divisiones políticas de los
Estado-nación y el tejido ancestral del Puelmapu.
Su intervención es clara respecto de la paridad de situación de los pueblos mapuches a uno y otro lado de la Cordillera.
Su intervención es clara respecto de la paridad de situación de los pueblos mapuches a uno y otro lado de la Cordillera.
Lo que pasa en Argentina no es muy
distinto de lo que pasa en Chile: los Estados-nación latinoamericanos y por
supuesto, el chileno y el argentino nacieron negando a los pueblos originarios;
lo cual significa la mal denominada Conquista del desierto y la mal
denominada Pacificación de la araucanía que significaron la
usurpación territorial. Y eso ha significado hasta el día de hoy un
arreduccionamiento no solamente territorial sino cultural e identitario del
pueblo mapuche en ambos lados de la Cordillera; ya sea en el extractivismo, en
las plantaciones forestales, en la ocupación de todo su territorio. Por lo
tanto, no es muy distinto lo que acontece: y eso ha significado represión,
asesinatos, desapariciones, encarcelamientos.
Entonces lo que ha pasado, por ejemplo, con Santiago Maldonado y su desaparición, no es muy distinto con lo que ha sucedido acá también; y no solamente con la dictadura militar donde hubo muchas desapariciones. Acá está el caso de José Huenante, por ejemplo, un niño mapuche de dieciséis años que desapareció en 2005 en la ciudad de Puerto Montt en el sur de Chile, que fue detenido por carabineros (el equivalente a la gendarmería argentina) y nunca más se le vio. Y están identificados por lo menos tres carabineros que fueron reincorporados once años después a esta fuerza paramilitar, están en servicio activo y de José Huenante nunca más se supo. El caso de Santiago Maldonado no es el único.
Entonces lo que ha pasado, por ejemplo, con Santiago Maldonado y su desaparición, no es muy distinto con lo que ha sucedido acá también; y no solamente con la dictadura militar donde hubo muchas desapariciones. Acá está el caso de José Huenante, por ejemplo, un niño mapuche de dieciséis años que desapareció en 2005 en la ciudad de Puerto Montt en el sur de Chile, que fue detenido por carabineros (el equivalente a la gendarmería argentina) y nunca más se le vio. Y están identificados por lo menos tres carabineros que fueron reincorporados once años después a esta fuerza paramilitar, están en servicio activo y de José Huenante nunca más se supo. El caso de Santiago Maldonado no es el único.
Quizás nos da la impresión desde
Argentina que históricamente ha tenido en Chile más preponderancia o mayor
visibilidad la lucha del pueblo mapuche. ¿Hay algo de esto, hay un enlace más
directo entre las luchas del pueblo mapuche y el movimiento popular chileno?
Creo que efectivamente hay una
visibilización bastante mayor de lo que puede haber en el Puelmapu de la lucha
del pueblo mapuche y creo que aquí hay un hecho fundamental y un punto de
inflexión que data de 1997, me parece a mí, que son los eventos de Lumaco, en
el sur de Chile. Hay dos hechos que sucedieron ahí que me parece que fueron
este giro movimental, un giro que proviene del movimiento mapuche que da inicio
a lo que uno podría denominar el movimiento mapuche autonomista y que ha
provocado esta visibilización del conflicto chileno mapuche.
Lo que sucedió en Lumaco fueron dos cosas: uno, la quema de tres camiones de la forestal Bosques Arauco, es decir, primera vez que el movimiento mapuche utiliza la violencia política directa en contra de la forestal que es la que representa o simboliza el modelo neoliberal en territorio mapuche; y dos: procede a la recuperación de territorio histórico mapuche y por lo tanto procede al control territorial, es decir, a ejercer soberanía y autonomía en su territorio, por primera vez no solamente en discurso sino que factualmente o en los hechos el movimiento mapuche comienza, por una parte, a visibilizar lo invisibilizado y a interpelar y cuestionar al Estado-nación chileno y a visibilizar el conflicto chileno mapuche que hasta ese momento había sido un problema de fronteras, un problema muy lejano para toda la sociedad chilena y a decir "bueno, aquí estamos" y a confiar en su propia fuerza y a desafiar al Estado-nación chileno y su poderío militar; y distanciarse de los partidos políticos y además recuperar territorio histórico. Ya no sólo se conformaban con la tierra sino que territorializaron y por lo tanto, politizaron su lucha: ya no era solamente demandas económicas o demandas culturalistas sino que demandas políticas, es decir, demandas por autonomía.
Y eso sucedió en 1997, hace ya veinte años. Se hizo, además, a través del recurso a la violencia política, eso ha sido muy importante; y se ha mantenido por ya veinte años a pesar de que la violencia política mapuche es bastante marginal. No todo el movimiento mapuche, que es muy heterogéneo, utiliza la violencia política. La violencia política es muy marginal en relación a todo el movimiento mapuche pero ha tenido esa importancia política y hoy en día, creo, que no hay ninguna organización mapuche que no hable de la autonomía y que no hable de la posibilidad o que no incluya dentro de su repertorio de demandas, por ejemplo, un estado plurinacional o la demanda autonómica. Esa es la importancia que tiene Lumaco, los eventos de Lumaco y el posicionamiento de la demanda por autonomía. Eso ha sido visibilizado a partir de 1997 y vastos sectores de la sociedad chilena apoyan las demandas mapuches, la última encuesta que se hizo hace unos meses atrás dice que alrededor del setenta por ciento de la sociedad chilena apoya las demandas del pueblo mapuche.
Lo que sucedió en Lumaco fueron dos cosas: uno, la quema de tres camiones de la forestal Bosques Arauco, es decir, primera vez que el movimiento mapuche utiliza la violencia política directa en contra de la forestal que es la que representa o simboliza el modelo neoliberal en territorio mapuche; y dos: procede a la recuperación de territorio histórico mapuche y por lo tanto procede al control territorial, es decir, a ejercer soberanía y autonomía en su territorio, por primera vez no solamente en discurso sino que factualmente o en los hechos el movimiento mapuche comienza, por una parte, a visibilizar lo invisibilizado y a interpelar y cuestionar al Estado-nación chileno y a visibilizar el conflicto chileno mapuche que hasta ese momento había sido un problema de fronteras, un problema muy lejano para toda la sociedad chilena y a decir "bueno, aquí estamos" y a confiar en su propia fuerza y a desafiar al Estado-nación chileno y su poderío militar; y distanciarse de los partidos políticos y además recuperar territorio histórico. Ya no sólo se conformaban con la tierra sino que territorializaron y por lo tanto, politizaron su lucha: ya no era solamente demandas económicas o demandas culturalistas sino que demandas políticas, es decir, demandas por autonomía.
Y eso sucedió en 1997, hace ya veinte años. Se hizo, además, a través del recurso a la violencia política, eso ha sido muy importante; y se ha mantenido por ya veinte años a pesar de que la violencia política mapuche es bastante marginal. No todo el movimiento mapuche, que es muy heterogéneo, utiliza la violencia política. La violencia política es muy marginal en relación a todo el movimiento mapuche pero ha tenido esa importancia política y hoy en día, creo, que no hay ninguna organización mapuche que no hable de la autonomía y que no hable de la posibilidad o que no incluya dentro de su repertorio de demandas, por ejemplo, un estado plurinacional o la demanda autonómica. Esa es la importancia que tiene Lumaco, los eventos de Lumaco y el posicionamiento de la demanda por autonomía. Eso ha sido visibilizado a partir de 1997 y vastos sectores de la sociedad chilena apoyan las demandas mapuches, la última encuesta que se hizo hace unos meses atrás dice que alrededor del setenta por ciento de la sociedad chilena apoya las demandas del pueblo mapuche.
En nuestro país está creciendo
mucho discursivamente a nivel masivo emparentar a los mapuches con los
terroristas. En Chile hay un conflicto con la ley antiterrorista que tienen y
cómo se viene aplicando a ciertas comunidades mapuches. ¿Nos podés dar un
pantallazo sobre cómo es este conflicto?
En el siglo XIX se les consideraba
salvajes, bárbaros, incivilizados. Hoy se les declara subversivos o
terroristas. Desde el siglo XX y hoy en el siglo XXI, desde que comenzó la
lucha por la autonomía se les vincula con las FARC colombiana, con la ETA, eso
ha sido desde siempre en el discurso pero no hay absolutamente ninguna prueba
de que ello haya sido así. Se ha criminalizado al movimiento mapuche, se le ha
demonizado, los muertos que ha habido acá son mapuches, el primer asesinado
mapuche fue en 2002: un joven mapuche de diecisiete años con un disparo en la
cabeza. Los otros dos mapuches asesinados han sido asesinados por la espalda
por carabineros. Los encarcelados son mapuches, por ejemplo.
Las empresas forestales que en los años setenta, cuando empezó la penetración capitalista en el campo, poseían trescientas mil hectáreas de plantaciones, hoy día poseen dos millones y medio de hectáreas. En 1997, por ejemplo, en la época de los eventos de Lumaco que mencionaba antes, cuando surgieron movimientos autonomistas, el valor de las utilidades era de mil ochocientos millones de dólares, hoy en día son seis mil millones de dólares. Entonces la pregunta es: si hay tanto terrorismo mapuche, si es tal la situación de caos que existe en territorio mapuche, si se ha roto el Estado de derecho como dicen, ¿cómo es posible que sigan las forestales ahí y tengan tantas ganancias? Hay algo ahí que no calza.
Todo es una ficción. Esto que existe una guerra, que existe un quiebre del Estado de derecho; la verdad que sí existe, pero de parte de carabineros de Chile, del Estado chileno. Si existe algún tipo de terrorismo, la verdad es que hay un terrorismo de Estado. Hoy en día existen en territorio mapuche más de mil carabineros, PDI que son los directivos: la policía civil, efectivos de inteligencia; ese es el equivalente a un batallón del ejército. Más: vehículos blindados, semiblindados, drones, etcétera, para combatir a comunidades mapuches, niños mapuches. Y han sido denunciados por organismos de Derechos Humanos internacionales, nacionales. Los casos de mapuches que han sido procesados por la ley antiterrorista, han sido llevados a cortes internacionales, por ejemplo, de la Organización de Estados Americanos, por ejemplo de lonkos mapuches; y el Estado chileno ha sido condenado por eso. Entonces nada justifica eso, absolutamente nada. No hay terrorismo. Lo que sí no se puede negar es que, en algunos casos, existe violencia política por parte de algunas organizaciones mapuches que consideran que es legítima la defensa ante este terrorismo de Estado.
Las empresas forestales que en los años setenta, cuando empezó la penetración capitalista en el campo, poseían trescientas mil hectáreas de plantaciones, hoy día poseen dos millones y medio de hectáreas. En 1997, por ejemplo, en la época de los eventos de Lumaco que mencionaba antes, cuando surgieron movimientos autonomistas, el valor de las utilidades era de mil ochocientos millones de dólares, hoy en día son seis mil millones de dólares. Entonces la pregunta es: si hay tanto terrorismo mapuche, si es tal la situación de caos que existe en territorio mapuche, si se ha roto el Estado de derecho como dicen, ¿cómo es posible que sigan las forestales ahí y tengan tantas ganancias? Hay algo ahí que no calza.
Todo es una ficción. Esto que existe una guerra, que existe un quiebre del Estado de derecho; la verdad que sí existe, pero de parte de carabineros de Chile, del Estado chileno. Si existe algún tipo de terrorismo, la verdad es que hay un terrorismo de Estado. Hoy en día existen en territorio mapuche más de mil carabineros, PDI que son los directivos: la policía civil, efectivos de inteligencia; ese es el equivalente a un batallón del ejército. Más: vehículos blindados, semiblindados, drones, etcétera, para combatir a comunidades mapuches, niños mapuches. Y han sido denunciados por organismos de Derechos Humanos internacionales, nacionales. Los casos de mapuches que han sido procesados por la ley antiterrorista, han sido llevados a cortes internacionales, por ejemplo, de la Organización de Estados Americanos, por ejemplo de lonkos mapuches; y el Estado chileno ha sido condenado por eso. Entonces nada justifica eso, absolutamente nada. No hay terrorismo. Lo que sí no se puede negar es que, en algunos casos, existe violencia política por parte de algunas organizaciones mapuches que consideran que es legítima la defensa ante este terrorismo de Estado.
La situación de denuncia a la
gendarmería, en este caso, aquí se ha ligado a la denuncia de una situación
represiva general: la represión a la protesta social y a los casos de gatillo
fácil. Se hace una lectura de un esquema represivo dispuesto para implantar un
orden económico. ¿Cómo es la lectura en Chile del panorama represivo?
A propósito de eso, hoy hubo una
manifestación en solidaridad por el caso de Santiago Maldonado en Santiago de
Chile, afuera de la embajada argentina que fue brutalmente reprimida por la
policia chilena. Y en el caso de los movimientos sociales en Chile, en general,
hay una criminalización de los movimientos sociales con golpizas, con
represión; eso es muy común. No es tan común la política del gatillo fácil, eso
no es tan extendido como podría ser en Argentina o en otras partes de
Latinoamérica. Pero sí amenazas de muerte, por ejemplo, en el ámbito de los
luchadores por el medio ambiente; las amenazas son bastante difundidas entre
aquellos que luchan por la preservación y la defensa del medio ambiente, del
agua, la contaminación.
Yo creo que la lucha de los
mapuches en lo que hoy se llama Chile y lo que hoy se llama Argentina es la
misma, de la misma manera que la lucha de chilenos y argentinos no se
diferencia mucho de la lucha de los pueblos latinoamericanos. Hoy estuvo el
vicepresidente de Estados Unidos acá pidiendo que se cortaran relaciones con
otros países. Es decir, vino a dar órdenes; las órdenes que dio también acá en
los años setenta para que se instalaran dictaduras en nuestro continente. No ha
cambiado mucho la política imperialista. Por lo tanto, la unidad de los
latinoamericanos es más importante que nunca.
Escuchá acá, la columna completa:
*LA LUNA CON GATILLO: Una crítica política de la cultura: jueves de 19 a 20.30 horas en vivo por www.eterogenia.com.ar.
Agencia Resistir y Luchar.
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