22 de junio
Maite Amaya, ¡presente!
En el especial Kosteki y Santillán, a 15 años de la Masacre de Avellaneda, Lucre Cuello y Anabella Antonelli contagian las palabras de Maite Amaya recuperadas de un texto
escrito y leído por ella en la presentación del libro “Cuerpos sin patrones. Resistencias
desde las geografías desmesuradas de la carne”. Compiladores: Nicolás Cuello -Laura
Contrera, en el marco del Festival El Deleite de los Cuerpos el 4 de
noviembre 2016.
Aquí, estampamos con orgullo sus palabras:
"Hablemos de
las intersecciones de la carne.
Curvas,
humedades, desiertos, selvas. La territorialidad de estos cuerpos mamíferos.
La abyección
del territorio trans durante los procesos de colonización de la carne en la
construcción de un relato corporal-sexo-genérico hegemónico, unívocamente importado
a la fuerza de expulsión, sanción, muerte y domesticación.
Carne no
sustituible, la nuestra. Carne con historia. Una historia atravesada por el
poder ya no sustantivizado sino como forma de relación social y como capacidad de acción, podemos hacer, podemos sostener el
mandato o subvertirlo. Hete aquí una
situación que amerita posicionamiento ¿Qué hacemos?
Posición no
es pose, es la posible muerte de la pasividad inerte. Potencialmente una disrupción
en el magro cotidiano propuesto por la realidad, claramente la versión de la
realeza.
Parte del
relleno del cuerpo trans está impregnado de dictadura, la carne no alcanza a
rechazar el elemento alienante, no expulsa mediante un forúnculo afiebrado la
transfobia internalizada, uno de los más suspicaces dispositivos autodisciplinadores.
Esta carne
tiene un relato de vencida, porque lxs vencedorxs son otrxs, matar el vestigio
disciplinador interno no es una tarea aislada del contexto y es más que
necesaria, merecida la batalla al estilizado sistema de dominación
heteropatriarcal y capitalista.
Revivir,
reavivar toda la energía. Conspirar hasta vencerles. Batallar desde el
territorio propio. Batallar en todos los territorios. Allanar el camino del
contrasentido.
Carne que
deviene torta antes que pasar desapercibida como un chicito más en el plato de
esta fiesta.
Es el
momento de hablar de corazones que no entran en el pecho, hablemos de chagas. O
de cuando el corazón no entra en el pecho de la carne sin chagas.
Qué sería de
nuestra existencia cotidiana sin encarnar la guerrilla urbana de la que somos
parte, visible, vivible, disfrutable en la superficie. Apenas una respuesta,
esta, esta, mi cuerpo ya no cavando los túneles sino construyendo los puentes
que ante la mirada atenta atraviesan las fronteras de esta normalidad clasista,
racista, heterosexista, etc.
Cada mañana
saltar al abismo, donde en caída libre el cuerpo toma diferentes formas. Nunca
es el mismo, en el movimiento constante de esta macilla que me pertenece a mí, ¡sólo
a mí y para la cual reclamo y declaro la absoluta soberanía!
En palabras
de Nico Cuello: multiplicando espacios de experimentación sensible en los que
hacer posibles nuestros cuerpos a nuestro ritmo, con nuestras formas y con los
placeres que sepamos y podamos inventar desde nuestras diferencias.
Sin ser,
estar siendo esta rebeldía viviente, la de sabor a pequeñas victorias en una
lucha que parece perdida per se.
La muerte del
gerenciamiento, el agenciamiento de la carne mamífera. El contra cotillón de la
domesticación. Digerible, masticable, incorporable. Una contraescuela, el
ejercicio de la rebelión de la carne. Abortar los vestigios de una microprostética
de la normalidad y la ridiculez fascista de la ideología del amor romántico. En
vez de un aditivo que adorna la carne una cerbatana venenosa que hace posible
leer la carne, otra carne. La rebelión de la carne en los pasillos mismos del matadero.
Una propuesta vegana en la era de la industrialización de la matanza de la
carne para cristalizar la supremacía especista que nos otorga superpoderes como
especie y alimenta así un imaginario colectivo viciado de eternidad, perdurabilidad
de la carne y que nos trata como envases de algo que por ser eterno es supremo.
Si tuvieran
que alinear este cuerpo al mandato del binario heteropatriarcal: Qué sobra? Qué falta?
Quiénes dicen qué es cuerpo? Qué cuerpo vale? Cuánto vale un cuerpo? Quién define
el precio a pagar y Quién lo paga?
Los
estereotipos nos mantienen corriendo detrás del molde, hacemos lo posible para
encajar en el molde hasta que la carne ya no rinde y caduca habiendo corrido
para llegar tarde.
En mi carne
trans cuáles serian los hábitos predominantes de un género u otro? Qué pesa más
en la interpretación genérica de mi cuerpo trans? Las tetas? La verga? La
acción de pintarme los ojos o la acción de afeitarme? Jugar al fútbol o a las muñecas?
Orinar de parada o de sentada? Penetrar o ser penetrada? La decadente puesta
escénica heterocentrada, otorga papeles a la carne. Una dramaturgia al servicio
del control y el disciplinamiento. La actuación de la carne es una ficción
naturalizada. Elabora cuerpos e identidades privilegiadas. El gerenciamiento
estructural y macroestructural no tan solo responden a modos de producción
económica sino también al modo de producción económico-político-cultural-sexo-genérico
de los cuerpos.
Sin un
cambio social de raíz no acabamos con los patrones inscriptos en el paradigma
que sacude y acomoda a la carne humana, la disciplina, la distribuye, la viola,
la mata, la burla, la vende, la compra, la alquila, la explota. Reposar a la
sombra del sistema sin atender lo que en nosotrxs vive y palpita tampoco nos sirve.
En este
contexto la pregunta rebota de pared a pared en el laberinto hegemónico pero
siempre sigue siendo la misma ¿Qué carajo hacer con mi carne?"
Maite Amaya,
bruja, trava, feminista y libertaria. Eterna compañera
bruja, trava, feminista y libertaria. Eterna compañera
l |
Lucre Cuello y Anabella Antonelli en el especial Kosteki y Santillán y el homenaje a Maite Amaya |
Además, la columna giró en torno a reflexiones sobre mujeres y diversidad en el movimiento piquetero. Reproducimos aquí el diálogo entre Lucre y Anabella al respecto:
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