martes, 16 de mayo de 2017

Genealogías: editorial La luna con gatillo, Jueves 4 de mayo de 2017

Genealogías (o acerca de los modos de sacudirse la modorra de la época)



¿Qué tiene en común, por ejemplo, el proceso que desemboca en la revolución cubana a mediados del siglo XX, o la revolución de Mayo en estas tierras a comienzos del siglo XIX con las actuales luchas populares de la Argentina del siglo XXI?
Nada. O prácticamente, nada. ¿Y entonces?
Entonces la genealogía, o la operación genealógica, que no es más que una intervención teórico-política sobre el pasado.
La verdad es para el pueblo todo aquello que daña a las clases dominantes”, puede escucharse en el film “Ya es tiempo de violencia”, en una frase que remite de modo directo a Frantz Fanon, a la lucha del pueblo argelino por conquistar su liberación, al respaldo de Jean Paul Sartre a dicho proceso (y su apoyo a la revolución cubana, cuya imagen quedó estampada en aquella fotografía en “La Isla”, en donde el pensador francés se encuentra junto a su compañera Simone de Beauvoir y Ernesto Che Guevara), pero también, frase que remite a Federico Nietzsche (“la verdad es una invención de las clases dirigentes”).
Nietzsche, ese autor revulsivo rescatado en los años sesenta y setenta por autores como Gilles Deleuze y Michel Foucault, contra la ortodoxia marxista, que colocaba al “loco de Turín” del lado del irracionalismo, ese que supuestamente condujo al fascismo.
El genealogista parte de la búsqueda del comienzo, de los comienzos innombrables”, dice Foucault, quien rescata los mil sucesos perdidos de la historia.
No para fundar una tradición (sabemos: la tradición es el pasado que se impone como autoridad) sino apenas –tal vez- para entretejer un legado.
La genealogía, entonces, como operación capaz de remover lo que se presenta como inmóvil, así sea eso la “tradición revolucionaria”. Porque la genealogía necesita de la audacia y de la iniciativa como compañeras de viaje. Necesita, diría, sacudirse la modorra: la de nosotros mismos, la de la época.
“La genealogía es gris, meticulosa, pacientemente documentalista”, insiste Foucault. Y agrega: “exige, por lo tanto, el saber minucioso, gran cantidad de papeles apilados, paciencia”.
Pero: ¿es posible apelar a la paciencia en medio del instantaneísmo de la época? ¿Podrá apelarse a un saber de archivista en medio de estos tiempos de culto de la imagen?
El siglo XX fue el de los tiempos de la aceleración revolucionaria, qué duda cabe, pero también, el de la paciencia. La paciencia vietnamita, la paciencia china, la “paciente impaciencia” de los sandinistas. La paciencia de avanzar, retroceder, y volver a empezar. De cero, o casi, muchas veces. Fidel después del Moncada tras la derrota o Guevara en Bolivia tras la victoria, lo mismo da. “Un paso adelante y dos para atrás”, decía Lenin…
¿Hay linealidad en la explicación del jefe bolchevique? Para nada, porque la revolución no busca transitar por una vía férrea sino hacer saltar el tren mismo por los aires.
Algo de eso supo entrever Walter Benjamin cuando insistió en eso de que había que hacer saltar el “continuum de la historia”.
Benjamin, el genealogista.
Benjamin, el que pone en cuestión lo cercano y lo lejano como categorías puras.
Benjamin, también, lector de Nietzsche.
Se busca entonces gestar un sentido histórico efectivo que asuma las tensiones y se posicione. Que asuma el saber del genealogista como un saber en perspectiva, situado junto a otras luchas, codo a codo con las otras dimensiones de la batalla.
Se trata de hacer de la historia una contramemoria y desplegar en ella, por consiguiente, una forma totalmente distinta del tiempo”, insiste Foucault, parafraseando al Nietzsche que reivindica el olvido como parte de un saludable presente.
¿Qué pretende la genealogía entonces? En principio, no ir en la búsqueda de ninguna raíz o identidad originaria, sino apenas probar algo mucho más modesto: ligar nuestras rebeldías con las de otros que se insubordinaron antes.
Recrear la historia para crear el presente.

Acá, el audio de la editorial en la emisión de La luna con gatillo



La luna con gatillo: una crítica política de la cultura. Coordinación Resistir y Luchar junto a Resumen Latinoamericano, Revista Venceremos y F.M Riachuelo.

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