SEMANA GUEVARA DE LA LUNA CON GATILLO. QUINTA ENTREGA
En esta edición especial de La Luna con Gatillo, a 50
años del asesinato de Ernesto “Che” Guevara, Mariano Pacheco conversó
con Diego Sztulwark, columnista de pensamiento crítico y movimientos sociales desde Buenos Aires.
Mariano
Pacheco (MP)- Retomamos contacto telefónico, para este especial Guevara de la trinchera radiofónica la idea es que nos
convides algunas reflexiones en torno a lo que implicó su figura para nuestras generaciones, es decir, más cerca del cambio de siglo que
en los años ‘60 - ‘70.
Diego
Sztulwark (DS)- Me parece que la cuestión se podría plantear como la
actualidad del Che Guevara, que no es una pregunta fácil de resolver
porque es tan múltiple ese personaje, es tan múltiple lo que se jugó esa
coyuntura, son tantas las décadas que fueron pasando y en ese sentido
también los intentos de lecturas y de renovar uno u otro aspecto de la
figura del Che.
Digamos
también que abordar la figura del Che es el problema de abordar los
años de terror con los que se ha ocultado la enseñanza del Che Guevara
-por llamarla de alguna manera- pero también la escolástica estalinista
de la izquierda, también la santificación cristiana que se ha hecho
del Che, y la mistificación también. No es un tema fácil pero me gustaría proponer, para conversar un poco, que en el Che Guevara
se juega algo que sí es muy vigente, muy actual y muy relevante para la
coyuntura de la actualidad sudamericana.
En
el año 1965 Guevara escribe el texto El socialismo y el hombre nuevo
en Cuba. Él explica que la tarea del socialismo, básicamente, consiste
no tanto en la distribución económica o la justicia económica que eso
va a desuso en sí, sino el tema de la desalienación o la no enajenación
del hombre y la mujer, del individuo. La posibilidad de contar con
la irrupción revolucionaria, con las masas activas, con las masas
revolucionarias, para que ese nuevo poder efectúe transformaciones pero
no transformaciones meramente económicas, y tampoco meramente morales. Es una transformación que el Che Guevara llamaba ‘la construcción
del hombre nuevo’, y apunta a preguntarse: ¿qué tipo de libertad humana,
individual o social existe cuando se rompe con la ley del valor?
Es
decir que el Che Guevara tuvo una percepción muy clara y, desde mi
punto de vista, medio insuperada sobre el hecho de que la ley del valor y
la forma de producción de mercancía es la principal fuente de
subjetividad capitalista. Es un problema que por supuesto también se
había planteado en la revolución rusa. Y en cualquier revolución o
gobierno democrático popular, es decir, mientras las formas de
producción sigan siendo las de producción de mercancías, por más que el
gobierno o el Estado, o la escuela o la educación (etc.) construyan un
discurso anti burgués, anticapitalista y anti individualista en el plano
del discurso, la forma de producción -lo que el Che Guevara llamaba el
cordón umbilical- que liga al hombre con la vieja sociedad, con la forma
mercancía, sigue produciendo forma humana. Me parece muy luminosa esta
percepción del Che que por supuesto vi muy teorizada en el campo del
marxismo, no es que es un descubrimiento teórico, pero sí me parece un
descubrimiento político.
¿Que
puede el poder político hacer para producir un tipo de subjetividad y un tipo
de libertad en los individuos y en las masas frente a esta persistente
influencia de la estructura llamada ley del valor?
MP-
Se podría enlazar esta pregunta y este recorrido por ese texto
emblemático de Guevara con alguna de las reflexiones que en su momento
hizo John William Cooke a propósito del concepto de cultura en el
marxismo y en la también emblemática revista ‘La rosa blindada’, ¿no?
DS-
Sí, tengo el texto muy presente por supuesto. El texto de Cooke es del
año ‘65: una proposición de las bases para una cultura revolucionaria,
una eventual cultura socialista revolucionaria. Es un repaso super
fresco, de una postura que sería muy compatible con las del Che. Estamos
hablando de dos textos del mismo año.
MP-
No había reparado que eran del mismo año, pero recordaba esta afinidad a
partir de lo que vos estabas reflexionando, de algún modo un guevarista
argentino hecho y derecho.
DS-
Me parece que sí, que si queremos encontrar en Argentina un escritor de
primer nivel, que además es un dirigente político y resistente de
primer nivel, que es capaz de hacer una analítica tan sutil como la que
estamos hablando, y que sea más un aliado por lo menos desde el año ‘61 - ‘62, ahí estamos hablando de Cooke.
Me
gustaría, ya que citaste este texto, contar -y de esto no se cuánto se
habrá dicho- que ese texto de Cooke fue el comienzo de una polémica
con León Rozitchner que un año después -en el ‘66- escribe, también en
‘La rosa blindada’, como respuesta un texto que se llama ‘La izquierda
sin sujeto’. Me parece que si uno leyese de vuelta el texto de Cooke y el
de Rozitchner podríamos encontrarnos ahí con un debate estrictamente guevarista dentro de la izquierda Argentina.
Dos posiciones que están asumiendo más o menos este mismo problema: hay que saber que la subjetividad no es un problema subjetivo, el
problema de la subjetividad es un problema materialista, subjetivo y objetivo a la vez, que si no se puede alterar la forma de producción no
se puede alterar voluntaristamente al sujeto y viceversa. Y esa discusión
estaba dada en términos de si en Argentina era posible y cómo.
Me
parece que cuando León hablaba de una izquierda sin sujeto, hablaba de una
izquierda que confiaba mucho en una mera transformación en el plano
objetivo sin suponer que lo objetivo era parte de lo subjetivo. Una
suerte de dialéctica que el Che Guevara se plantea con mucha
claridad y que después los filósofos, intelectuales y militantes de
izquierda han quedado con ese asunto dando vueltas. Asunto que me parece
que después de la última dictadura militar, y con la derrota de las
organizaciones revolucionarias, no ha sido nuevamente planteado con
claridad.
MP- Como
cierre queríamos preguntarte sobre la apropiación de la figura del Che,
quizá podríamos decir que el paso de los '50 años es una fecha para
revisitar de un modo más fuerte. En Argentina los 30 años fue una fecha
emblemática para el rescate de la figura del Che, podríamos decir que
los 40 años pasaron más sin pena ni gloria, qué te parece ahora que
pasaron 50 años: ¿qué posibilidades ves de una apropiación crítica de
la figura, y no solamente la estampita o la remera?
DS-
Por un lado, me hacés acordar algo: nosotros cuando fue el aniversario
de los 30 años organizamos acá las Cátedras libres del Che Guevara y fue
un fenómeno muy interesante, pero también interesante en cómo se
combinó con los encuentros de organizaciones sociales y todo este
momento que fue para la coyuntura de Argentina muy preparatorio de lo
del 2001. Es decir que ese enganche es interesante hacerlo hoy, hace 20
años la figura del Che y la reflexión crítica sobre los ‘70 y el Che
tenía que ver mucho con la cultura de autoorganización del movimiento
social y la juventud.
A
los 50 años de la muerte del Che creo que nos encontramos con una
situación mucho peor, por dos razones. La primera porque me parece que
los gobiernos llamados progresistas volvieron a caer en la ilusión de
que podía transformarse la sociedad humana sin transformarse la
dimensión material, es decir, estamos yendo para atrás en términos
revolucionarios cuando pensamos en la figura del Che. Si vos me dijeses
una de las cosas con la que veo una vigencia actual y lo que hoy
tendríamos que estar trabajando, es precisamente eso, un balance de los
años de política progresista en términos de un reformismo, un
ilusionismo por el cual se podría suponer que por el hecho de hacer una
distribución económica o por el hecho de dar un discurso que es
progresista, antiimperialista pero no es crítico, eso puede sustituir la
transformación de las formas de producción de valor en la centralidad
de los sujetos que cuestionan. Esto me parece lo primero.
Como
segunda razón, que me parece por lejos lo más preocupante, es que los
gobiernos actuales en Latinoamérica, pero sobre todo el gobierno
estrella de Latinoamérica que es el de Macri, porque es igual de
reaccionario que los demás pero consigue votos, consigue una especie de
aura de ‘cosa nueva’, optimista, que puede remodelar la ciudad en
términos neoliberales, está tomando de manera invertida el programa del
hombre nuevo. Vamos a decirlo así: si con la figura del Che Guevara se
puede pensar una modelización del humano fuera de la ley de valor, el macrismo actual tiene esbozos sobre todo en la figura de Alejandro
Rozitchner, y otros optimistas de esta brecha neoliberal que tienen la
pretensión de retomar la idea de una modelización humana interna a la
ley de valor, completamente. Todos los elementos de novedad económica,
moral e histórica que con el Che se plantean en términos de una salida
al capitalismo, se los recupera a todos en términos de una inmersión
final dentro del capitalismo.
El
hecho de que ellos puedan apropiarse de discurso de la ‘nueva
humanidad’, por no decir el hombre nuevo, de que la nueva humanidad y la
modelización de la sociedad está a cargo de empresarios, CEOS, y los
sectores más tradicionales de la clase política argentina me parece que
nos tendría que preocupar mucho, pero también nos tendría que dejar ver
el carácter contrarrevolucionario que tiene este gobierno, no solamente
autoritario, no solamente más o menos democrático-dictatorial.
Sino
contrarrevolucionario, actúa perfectamente invertido a los desafíos
planteados en la revolución cubana, dispuesto como programas
contrarrevolucionario a escala regional.
Para
concluir, sólo quiero volver a plantear que la idea del nuevo hombre
del Che no es lo que el estalinismo o el liberalismo quisieron hacer
después: una especie de modelización nazi, queremos que las personas
sean así o así, como si fuera una especie de voluntarismo que va a
rediseñar autoritariamente, caprichosamente la idea de un futuro malo.
Sino que lo que plantea el Che es una pregunta: ¿cómo construimos
en base a la complejidad de las instituciones y de las masas masas
movilizadas un ideal más allá de la ley del valor?
Para
mi esa es una pregunta que queda picando, que está irresuelta, y que a
partir de la derrota de los últimos años es una pregunta que ha sido más
desarrollada en el plano de las revoluciones moleculares, como decía
Guattari, ha sido más desarrollada por movimientos sociales, por
movimientos indígenas, por movimientos de mujeres, por movimientos de
desocupados, por movimientos de jóvenes.
La
pregunta que deberíamos hacernos es si este plano de experimentación
molecular no tiene que en algún momento volver a preguntarse por
este horizonte guevarista del más allá de la ley de valor.
**Desgrabación de Agustina
Machiavello.
*LA LUNA CON GATILLO: Una crítica política de la cultura
Jueves de 19 a 20.30 horas en vivo por Radio Eterogenia (www.eterogenia.com.ar), la radio del Centro Cultural España Córdoba.
Fanzine digital de actualización diaria: https://lepondregatilloalaluna.blogspot.com.ar.
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